El mito encierra una idea que no corresponde a la realidad, por eso son falsos y rebatibles. De manera que creer en los mitos es favorecer a quienes hostigan.

MITO: En caso de que la víctima sea mujer, se dice que ella lo provocó.

REALIDAD: El hostigamiento sexual no es provocado por la víctima. Ninguna persona se quiere sentir humillada, deprimida ni violentada.

Las víctimas no son cómplices del hostigamiento, son eso: VÍCTIMAS. Como ya vimos, en el hostigamiento sexual intervienen otras variables para explicarlo: el poder, la sexualidad y la violencia. 

MITO: No es un problema grave.

REALIDAD: Se ha llegado a decir que la víctima exagera o es hipersensible. Sin embargo, se ha estudiado y se sabe que el hostigamiento sexual es un grave problema, que afecta a las víctimas físicas, emocional y socialmente, incluyendo el rendimiento académico y laboral. 

MITO: Los hombres que hostigan a las mujeres son enfermos mentales.

REALIDAD: En todos los estudios que se han realizado acerca de esta forma de violencia, se ha detectado que los hombres que la practican NO presentan ninguna patología psicológica.

Lo que sí se ha probado es que los hombres que hostigan, tienden a ver a las mujeres como objetos para satisfacción personal y están dispuestos a realizar cualquier acto violento para lograr su propósito. Además, tienden a mantener relaciones abusivas de poder con las mujeres:  ellos saben y mandan y ellas no saben y son mandadas.

MITO: El hostigamiento sexual sólo afecta a algunas mujeres.

REALIDAD: Generalmente se dice que sólo afecta a las mujeres jóvenes, con cuerpos bonitos y llamativos, con determinados puestos de trabajo. Sin embargo, la experiencia y los estudios realizados han demostrado que cualquier mujer puede ser víctima de hostigamiento sexual independientemente de su edad, de su apariencia física, del puesto que ocupa, del nivel de educación.

No existe un “perfil” de la mujer que es hostigada, porque precisamente no es ella la que genera el hostigamiento, sino la persona hostigadora y su forma de relacionarse con la víctima seleccionada.

MITO: El hostigamiento sexual complace a las víctimas.

REALIDAD: La totalidad de las víctimas han reportado tener sentimientos de desagrado, se han sentido incómodas, violentadas; NUNCA complacidas. El hostigamiento se da en contra de la voluntad de la víctima; es una forma más de violencia que no es bienvenida por ésta. Este mito descansa en el argumento que justifica las conductas de hostigamiento como “simples formas normales de relacionarse entre las personas”. Generalmente las personas que sostienen este mito son aquellas que no toleran los sentimientos de desagrado ni la negativa de la víctima.

MITO: El hombre hostigador no puede, por naturaleza, controlar su sexualidad.

REALIDAD: Se dice que los hombres no pueden controlar sus impulsos sexuales y por lo tanto son las mujeres las que tienen que poner los límites. De ahí que se diga que “el hombre llega hasta donde la mujer lo deje”. Este mito se da en todos aquellos actos que involucren la sexualidad de los seres humanos.

Pero si esto fuera así, TODOS los hombres serían hostigadores, porque por naturaleza todos serían iguales. Y la realidad nos indica que muchos hombres pueden mantener relaciones interpersonales respetuosas y cálidas, es decir, han aprendido a generar relaciones humanas de crecimiento y desarrollo interpersonal.

El hostigamiento sexual NO es natural, sino que es aprendido. El manejo de la sexualidad de los hombres y de todos los seres humanos es aprendido y por lo tanto susceptible de ser cambiado. 

MITO: Si quisieran, las mujeres pueden detener el hostigamiento.

REALIDAD: Los estudios y la experiencia demuestran que las víctimas de hostigamiento sexual tratan por muchos medios y de diversas formas de detener el hostigamiento. Sin lograrlo, dadas las características de esta forma de agresión, la víctima no tiene control sobre la conducta del hostigador. Ella rechaza la conducta pero se ve limitada para detenerla, porque casi siempre ella está en una posición de desventaja de poder respecto a él

MITO: La mayoría de las mujeres víctimas denuncian falsamente, o se prestan a un completo.

REALIDAD: Frecuentemente a las mujeres que denuncian no se les cree y también se dice que se prestan a un complot que beneficia a otros intereses. Esta creencia equivocada la utilizan los propios hostigadores para descalificar a la denunciante y crear un ambiente de duda dentro del proceso.